De los Millennials a los Centennials, de la Y a la Z, el vino no está ni se le espera

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De los Millennials a los Centennials, de la Y a la Z, el vino no está ni se le espera

En un artículo que me ha encantado que he leído recientemente «Las redes sociales como medio para llegar a los consumidores millennials de vino» («Social media as a means to access millennial wine consumers»), se enfocaba la perspectiva de como las RRSS podían contribuir al fomento de la cultura del vino entre los ‘Millennials’ o generación Y (1981-1996), los llamados nativos digitales y la primera generación que es realmente global.

Creo que ya deberíamos actualizarlo dado que los especialistas en marketing ya han decidido, de forma oficial, que ahora hay que trabajarse a los ‘Centennials’ o generación Z (1997-2010) que, si por algo se les caracterizan, es por vivir inmersos en la sociedad de Internet y consumir solo formatos digitales, estudian y leen online, son autodidactas y los tutoriales de Youtube son sus grandes aliados, están a la vanguardia de las redes sociales.

Si ya era complejo atraer con marketing digital al mundo del vino a los Y, ni os cuento lo que es atraer a los Z.

Cuando quien controlaba el mundo del vino vio que su principal núcleo de consumidores eran los ‘Baby boomers’ (1946-1964), y que con su volumen podían seguir «viviendo» sin esfuerzo, no se preocuparon de potenciar que estos «inculcasen» la cultura del vino a sus hijos, la Generación X (1965-1980). Era justo el momento en el que el consumo de vino empezaba a estar en «caída libre» hasta llegar a nuestros días.

¿Resultado? Que con el fallecimiento y envejecimiento progresivo de los Baby boomers, el mercado potencial mayor de bebedores de vino se está esfumando y que han pasado ya tres generaciones (hablando en términos de marketing) donde el vino ni está ni se le espera.

Pero ni han hecho nada ni piensan hacerlo, eso es lo más triste. Ahora se creen (las consultoras de marketing digital «vendehumos») que porque una bodega abra un canal en TikTok, ponga dos videos «chorras», saque a dos jovencitos brindando con una copa de vino, los jóvenes (que no gilipollas) van a ir corriendo a comprar ese vino.

Y no se dan cuenta que el sector del vino en España huele a «rancio».¿Cómo quieren que donde los críticos del vino son Baby bomers avanzados en edad sean los que tienen que decir que vino deben beber los Centennials o los Milennials? 

¿Cómo se creen que se va a vender vino cuando un «paisano» de 80 años recomienda un joven en TikTok o en Instagram que debe tomar este o aquel vino y «dejar a remojo» 30, 40 o 50 euros? (con el agravante de que el «paisano, más que probablemente solo recomiende vinos de las bodegas de sus amigotes o de quien cobra).

El marketing siempre ha sido un «tema de saber conectar con tu mensaje en el receptor» y con el mundo del marketing digital ocurre lo mismo pero a través de otros canales. Cuando el emisor de mensaje «solo quiere soltar su rollo», con independencia de lo que realmente piensa el receptor, la desconexión es total.

El sector del vino en España ha ido por libre, a su aire, pensando que la gente «tragaba» con todo. Lo que han conseguido es que las cifras de consumo percápita de vino en España estén en mínimos históricos con caída libre desde 1975, año que se alcanzó el máximo de consumo percápita.

Esa época además fue «exprimida» por la competencia, claramente hablamos de los «cerveceros». Si que trabajaron el marketing de otra forma y, en los primeros años del «boom digital» se enfocaron de verdad hacia la captación de los Millennials».

Pero ahora, con los «Centennials» la cosa parece que ha tocado a su fin. La ruptura del nexo cutura-vino es total. Esta nueva generación es la del nexo cultura-salud, lo que implica un desapego creciente ante el consumo de bebidas alcohóloicas o de gran graduación.

Los cerveceros desde hace poco y el mundo del vino, desde hace ya mucho, tienen que «aprender a escuchar lo que quiere la gente de verdad» y no limitarse a soltar su «rollo de siempre» pero ahora a través de otro canal como son las RRSS. ¡¡Escucha activa señores!! y luego «empatía y respeto por los deseos de la gente!!

Y, como no queda otra, capacidad de adpatación. Si ves que llevas casi 50 años perdiendo mercado de forma continuada, digo yo que algo deberías de haber hecho antes de llegar a este momento. Pero el sector del vino NO HA HECHO NADA. Bueno, algo si ha hecho, cuidar de los jubilados, porque es acudir a un salón de vinos en España y ver aparcar el autobús del Inserso para que «se mamen» los que entran.

¿Qué se ve que los jóvenes demandan vinos de baja graduación? Pues nada, yo sigo ofreciendo vinos de 13º y 14º. ¿Que la gente demanda bebidas sin alcohol? Pues nada, con tal de decir que el vino sin alcohol no es vino, me quedo tan ancho (sin darse cuenta que ese cosumidor se ha ido a otro perfil de bebida para no volver). ¿Que la gente demanda vinos para emplearlos en cocktaisl? ¡¡Sacrilegio!!,…. y podíamos seguir hasta el infinito.

El sector del vino se ha limitado a poner pegas considerando que lo que ellos decían «era ley» y ahora, a marchas forzadas y haciendo el ridículo, entran en búsqueda de Centennials y de Millenials en unas RRSS que ven una botella de vino y salen corriendo porque eso es «para señores».

Y no me voy a meter en el tema de que un Millennial o Centennial pague 40€ por una botella de vino, porque es algo económicamente inviable, pero al menos no pongas a un Baby boomer octogenario o nonagenario a decir que es lo que debe beber un chaval de 18 años, porque es ridículo.

Soluciones a la cultura del vino

Soluciones las hay. Pasan por ver lo que pide el mercado y luego por tragarse el orgullo y elaborar vinos que se demanden de verdad, en vez de seguir empecinados en «colocar» a la fuerza lo que elaboran.

Espumosos, frizzantes, bebidas con baja graduación, sin alcohol (vinos desalcoholizados), vinos pensados para la cocktelería,…. lo que sea, pero siempre viendo que es lo que quieren las nuevas generaciones. Y, aunque los amantes del vino de «toda la vida» prefiramos el vino como hasta ahora, puede que muchas bodegas tengan que cerrar si es porque viven solo de lo que compramos los de nuestra generación (que cada vez somos menos). Nosotros, aunque no consumamos esos perfiles que demandan los jóvenes, comprendemos que las bodegas deben «ADAPTARSE O MORIR».

Sobrelías Redacción

Sobrelías Redacción

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