El vino sin alcohol, para mi no, ¡¡gracias!!
(Artículo de opinión de Pedro Guerra)
Que quede claro de antemano una cosa: «lo que hoy os quiero compartir, es meramente mi opinión sobre el vino sin alcohol«. Por lo tanto, ni quiero imponérsela a nadie ni «todo lo contrario». Simplemente es mi opinión fundamentada en años que llevo consumiendo vino y ya hace que «peino canas».
Soy de aquella generación que siempre ha conocido el vino con alcohol. Con más o menos graduación, pero con alcohol. Para mi, un vino sin alcohol, da igual que se elabore tras un proceso de desalcoholización de un vino tradicional, nunca podría llevar en su nombre la palabra vino.
Llamarlo «vino desalcoholizado» o «vino sin alcohol» es algo que a mi, y a muchos habituales consumidores de vino con los que he comentado este tema, no les entra en la cabeza.
Me parece muy respetable que mucha gente quiera reducir el consumo de alcohol para adquirir nuevos hábitos saludables de vida, ¡¡faltaría más!! Pero creo que sería igual de respetable que aquel que quiera seguir consumiendo vino como se han concebido siempre, lo pueda seguir realizando sin ser «estigmatizado» por ello.
Lo que no me parece «de recibo», y repito que esta es mi opinión personal, es que a esta nueva bebida elaborada al desalcoholizar un vino se la pueda denominar con cualquier nombre que incluya la palabra «vino».
Más de 6.000 años de historia están detrás del vino. Siempre ha sido una bebida alcohólica. Nunca se ha concebido la idea de un vino que no tenga algún porcentaje de alcohol. No es que en épocas existiera y en otras no, es «que nunca ha existido el vino sin alcohol». Lo que se elabore ahora tras quitarle el alcohol, nunca debería denominarse vino.
Llámenlo como quieran,»mosto sin alcohol», «bebida de fruta sin alcohol», … como quieran, pero nunca deberían incluir la palabra «vino» en este producto. No se puede reescribir la Historia: «nunca ha existido el vino sin alcohol ni nunca existirá». Esa bebida será «otra cosa» pero nunca será un vino acompañado de algún adjetivo. ¡¡Lo digo como lo siento!!
Y no quiero meterme en temas de salud. Que consumir vino sea perjudicial o no, es algo que cada uno debe sopesar, igual que aquel que sea fumador y sabe de los grandes perjuicios que le causa a su cuerpo y decide seguir fumando.
Es como si mañana sale al mercado una cajetilla de tabaco que emplee manzanilla. ¿Alguien cree que se le van a denominar «tabaco de manzanilla»? Pues no, eso no será tabaco, se le denominará de cualquier forma, pero no es tabaco como se ha entendido desde siempre. Pues el vino sin alcohol, no puede ser «vino ….», se le denominará como se quiera, pero nunca vino.
Para mi, sencillamente, es un engaño al ciudadano. El pensar que un «un vino sin alcohol» va a ser lo mismo que un vino tradicional pero sin el alcohol, es únicamente una estrategia de marketing para conseguir que las bodegas «coloquen» estos productos con mayor facilidad al amparo de un paraguas de salud.
Pero quiero recordar que hay muchos bebidas sin alcohol, por ejemplo multitud de refrescos, que poseen cantidades de azúcar muy perjudiciales para la salud y no se les emprede una campaña «masiva» de ataque por ello.
Igual, en un futuro no muy lejano, las nuevas generaciones no se acuerden de lo que es realmente el vino y de lo que ha sido desde siempre. Pero, mientras gente de mi generación que disfrutan consumiendo vino existamos, dudo mucho que aceptemos que se denomine vino a este nuevo tipo de bebidas.
Podéis llamarme «tradicionalista», «anticuado»,…, incluso «terraplanista», pero yo no concibo el vino sin alcohol, con lo cual nunca podré llamarle vino.
Lo siento, ¡¡para mi, es no es ni será nunca vino»
Pedro Guerra Consultor de Marketing Analista de Mercados

Pedro Guerra
Amante del vino. Siempre a la búsqueda de nuevos vinos que poder recordar.