Efectos del estrés hídrico y varietales que mejor lo soportan
El estrés hídrico está teniendo un impacto muy significativo en los viñedos, especialmente en las regiones más cálidas o con precipitaciones irregulares. Este fenómeno ocurre cuando la vid no puede absorber suficiente agua del suelo para cubrir sus necesidades fisiológicas, y sus efectos se manifiestan en todas las etapas del cultivo y la producción del vino.
En la planta:
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Reducción del crecimiento vegetativo: Las vides reducen el tamaño de hojas y brotes, lo que puede afectar la fotosíntesis.
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Cierre estomático: La planta cierra los estomas para evitar pérdida de agua, pero eso también reduce la captación de CO₂, limitando la producción de azúcares.
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Mayor estrés oxidativo: Se generan radicales libres que dañan tejidos si no hay mecanismos de defensa suficientes.
En la uva:
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Menor tamaño de baya: Las uvas se deshidratan y contienen menos jugo, lo que reduce el rendimiento por hectárea.
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Mayor concentración de compuestos: Aunque hay menos jugo, se concentran azúcares, polifenoles y aromas, lo que puede ser positivo para ciertos estilos de vino.
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Problemas en la maduración fenólica: El calor excesivo junto al estrés hídrico puede hacer que el azúcar suba rápidamente pero sin que maduren taninos y antocianos.
En el vino final:
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Más alcohol, menos acidez: El vino puede tener un perfil más cálido, menos fresco, y con sensaciones alcohólicas más marcadas.
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Cambios en el estilo: Algunas bodegas están ajustando sus técnicas para compensar estas características (cosechas más tempranas, acidificación, etc.).
Respuestas y estrategias de mitigación:
En el viñedo:
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Riego controlado (si está permitido): Goteo con sensores para aplicar agua solo cuando es necesario.
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Cubiertas vegetales: Para reducir evaporación y mejorar la estructura del suelo.
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Sombra parcial: Redes o disposición específica de las hojas para proteger los racimos.
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Cambio de portainjertos: Algunos son más eficientes en la captación de agua.
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Cambio de orientación o altitud del viñedo.
En la planificación:
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Selección de variedades más resistentes: Garnacha, mourvèdre o tempranillo aguantan mejor la sequía que pinot noir o chardonnay.
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Uso de nuevas tecnologías: Sensores de humedad, imágenes satelitales o drones para monitorear el estrés hídrico.
En la siguiente tabla podemos ver cuales son las variedades de uva y su resistencia al estrés hídrico:
Aquí tienes una tabla con algunas variedades de uva comunes clasificadas según su resistencia al estrés hídrico, junto con una nota breve sobre cómo se comportan bajo condiciones de sequía:
Variedad | Resistencia al Estrés Hídrico | Comentario |
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Garnacha (Grenache) | Alta | Muy resistente; piel gruesa, adaptada a zonas secas como Aragón o el Ródano. |
Monastrell (Mourvèdre) | Alta | Excelente adaptación a climas áridos; necesita mucho sol. |
Tempranillo | Media-Alta | Bien adaptada en España, aunque puede sufrir en calor extremo. |
Cabernet Sauvignon | Media | Moderadamente tolerante, pero requiere suelos profundos y bien drenados. |
Syrah | Media | Aguanta bien el calor, pero necesita cierta disponibilidad hídrica. |
Merlot | Media-Baja | Sensible a la sequía prolongada; prefiere suelos frescos. |
Chardonnay | Baja | Muy sensible; sufre fácilmente estrés hídrico, especialmente en zonas cálidas. |
Pinot Noir | Baja | Variedad delicada, muy afectada por la falta de agua y el exceso de calor. |
Albariño | Baja | Prefiere climas húmedos; difícil de mantener en zonas secas. |
Verdejo | Media-Alta | Buena tolerancia a la sequía, tradicionalmente cultivada en zonas secas. |
Estas características pueden variar según el portainjerto, el tipo de suelo, la edad del viñedo y las prácticas agrícolas. Pero en general, si una bodega está enfrentando más estrés hídrico, conviene considerar variedades como garnacha, monastrell o verdejo por su mayor resiliencia.
A continuación os dejamos una lista de algunas regiones vitivinícolas que están adaptando sus cultivos por el cambio climático y el aumento del estrés hídrico, sustituyendo variedades sensibles por otras más resistentes como garnacha, monastrell o verdejo:
Francia
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Burdeos:
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Ha aprobado el uso de nuevas variedades más resistentes al calor y la sequía, como touriga nacional y castets.
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Algunas fincas están probando variedades mediterráneas como garnacha y mourvèdre en parcelas experimentales.
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Valle del Ródano:
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Ya tradicionalmente usa garnacha y syrah, pero ahora da más protagonismo a mourvèdre en zonas más cálidas.
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España
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Rioja:
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Está aumentando el uso de garnacha tinta y buscando clones de tempranillo más resistentes.
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También se revalorizan variedades casi olvidadas que aguantan mejor la sequía.
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Castilla-La Mancha / Rueda:
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Se mantiene verdejo, muy resistente al calor y sequía.
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Hay una creciente investigación en portainjertos adaptados a suelos muy secos.
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Priorat y Montsant (Cataluña):
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Apoyan fuertemente en garnacha y cariñena, bien adaptadas a las laderas secas y pobres.
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Italia
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Sur de Italia (Puglia, Sicilia):
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Se siguen utilizando variedades autóctonas como nero d’Avola o aglianico, pero también monastrell (mourvèdre) está siendo explorado.
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Algunas fincas están recurriendo a técnicas de agricultura regenerativa para conservar agua.
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California
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Napa y Paso Robles:
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Productores están experimentando con garnacha, mourvèdre y tempranillo como alternativas a cabernet y merlot.
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Se están estableciendo viñedos en altitudes más elevadas y con suelos con mayor capacidad de retención de agua.
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Australia
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Barossa y McLaren Vale:
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Con climas secos y cálidos, han abrazado con éxito variedades como garnacha y mourvèdre, además de syrah.
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También exploran variedades portuguesas y españolas por su resistencia natural.
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Otras zonas emergentes:
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Sudáfrica: Está incorporando garnacha y monastrell en regiones más áridas del Cabo Occidental.
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Chile (Norte chico y Valle del Elqui): Se estudia el uso de variedades mediterráneas en zonas con alta insolación y poca lluvia.

Sobrelías Redacción
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