Los ‘Trileros’ en el vino español
Llevábamos tiempo pensando si tratar este tema o no dentro de nuestros contenidos y, finalmente, tras ciertos acontecimientos que nos han ocurrido recientemente, hemos decidido que sí debemos tocar este tema. Es más, consideramos que será el primero de una serie de artículos en los que queremos mostrar una realidad latente que existe en el mundo del vino español y que el consumidor final, el ciudadano de a pie, muchas veces no conoce.
¡Ojo! No queremos decir que esto solo ocurra en el sector del vino en España, ya que seguro que también ocurre en otros países productores, pero nosotros tenemos constancia de lo que ocurre aquí, y eso es lo que queremos mostrar.
El inicio de este primer artículo se remonta a hace ya 10 años.
Hace 10 años:
En una ocasión nos encontramos con un amigo que era jurado de un concurso internacional de vinos. Nos preguntó qué opinábamos de los vinos de una determinada bodega que nosotros conocíamos. Le comentamos qué bien, que normal y nos comenta que tenía un problema. En un concurso donde él había sido jurado, se le había concedido una medalla a un vino de esa bodega que él no había catado porque no le tocó en su panel de cata. Cuando fue el supermercado y encontró esa botella con el medalla, compró el vino y se llevó una sorpresa cuando al probarlo consideró que era imposible que hubiera llevado medalla en ese concurso. Mandó las muestras que había adquirido y catado para comprobar si el vino que estaba probando era el mismo que había mandado la bodega al concurso, ya que en estos certámenes siempre se quedan con unas botellas de muestra por si ocurren cosas extrañas. Para su sorpresa, a nuestro amigo le comentaron que los vinos eran completamente diferentes tras hacer una analítica de los mismos. O sea, resumiendo y diciéndolo claro, la bodega mandó unos vinos al concurso que después no comercializaba.
Hasta aquí, “nada nuevo bajo el sol”. La bodega no volvió a participar en ese concurso y se acabó el problema.
Hoy mismo:
Pero hechos recientes nos han traido a la memoria este caso. Y es que la semana pasada hemos catado hasta en tres ocasiones un vino que elabora esta bodega y, desde nuestra humilde opinión, es un vino completamente diferente en las tres catas que hemos realizado, pese a que es la misma etiqueta y la misma añada.
La sorpresa fue mayor cuando hemos comprobado que desde hace unos años para acá, cierto crítico, cada vez que llega a la Denominación de Origen donde elabora está bodega, la incluye entre las bodegas a las que “concede” máximas puntuaciones.
Hemos ido a hablar con la bodega sobre lo que nos ocurrió la semana pasada. No hemos obtenido una respuesta que nos explique las sensaciones que nos dejaron esas tres catas. Pero, aprovechando que ya estamos allí, estuvimos hablando más ampliamente sobre el tema de los críticos del mundo del vino en España. Aquí sí que nos reconocieron que, desde que determinado crítico puntuaba sus vinos de una forma determinada, habían aumentado las ventas considerablemente.
Es aquí donde nos surge una gran duda dentro del círculo del vino en este país y los trileros que lo componen.
Por un lado, la bodega elabora vinos. Por otro lado los Consejos Reguladores de cada D.O. controlan el vino que elaboran sus bodegas. Lógicamente, están interesados en que las puntuaciones de los vinos que elaboran sus bodegas que dan ciertos críticos sean lo más elevadas posibles, ya que eso significará más ventas para la bodega y más tirillas de la Denominación de Origen que van a vender. Si dan con un crítico que sea proclive a “dar un cariño” a ciertas bodegas, todos contentos.
Pero claro, no todo el mundo puede ser feliz en esta historia.
¿Qué ocurre con el consumidor final, el que compra el vino?
Pues algo muy sencillo. Aprovechándose de que mucha gente no es avezada en el mundo del vino, se embotella cualquier cosa que se considere ”vino”. Con la etiqueta correspondiente de la bodega que ha recibido muchos puntos del afamado crítico y con la tirilla por detrás de la Denominación de Origen que garantiza (entre comillas) que ese vino es lo que realmente hay dentro, y el “pardillo” del consumidor final “a pagar” por un brebaje un dinero muy por encima de lo que debería.
Y, ¿dónde está la bolita señores? Trileros en acción
Se está vendiendo en este país bisutería a precio de joyas, aprovechándose del “incauto” consumidor final. “¿Qué no te gusta el vino? Pues es porque no tienes ni idea, porque ya ves que determinado crítico me lo ha puntuado de maravilla”.
Esto último nos da pie para continuar en próximos artículos con otros temas muy interesantes sin duda como son la “la cienciología de los críticos del vino y lo que realmente esconde” o «la connivencia de los Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen que conocen el negocio pero les interesa estar en la rueda».
Sobrelías Redacción
Sobrelías Redacción