«Ni blanco ni tinto», «blouge»
Hay amantes de los vinos blancos y otros de los vinos tintos. Pero es más difícil que encontremos a amantes de los vinos «blouge». Blouge (Blanc + Rouge), son un perfil de vinos que nos podemos encontrar en algunas zonas de Francia en los que se combinan uvas blancas y tintas en su elaboración.
Comercializados como «Vin de France», presentan en su cata unas características diferenciadoras, como son la gran frescura que presentan y su fácil beber, ideales para cualquier momento y ocasión, con un color rojo claro en su forma más habitual. Pero aunque no es nuevo, ya que por ejemplo en Côte-Rôtie se permite combinar hasta un 20% de Viognier con Syrah, lo que si es algo más novedoso es que se haya reconocido con el nombre «Blouge» a este estilo de vinos y se hayan convertido en una tipología nueva.
Los vinos tintos se elaboran con variedades de uvas tintas, los orange wine elaborados con variedades de uva blanca maceradas y los rosados con tintos en maceración corta o prensado directo. En los blouge, el enólogo macerará en tinas uvas blancas y tintas, y vinificará las dos variedades de uva simultáneamente.
Los Blouge son vinos elaborados con varietales de uvas blancas y tintas, buscando la frescura y presencia afrutada de las primeras y la consistencia, más cuerpo y carga tánica que presentan los vinos tintos. Y no debemos confundir los vinos rosados con los Blouge.
Por ejemplo, el vino «L’Allumée» es un vino «blouge», mezcla de blanco y tinto, biodinámico y natural, con un 70% de Semillon, un 25% de Malbec y un 5% Cabernet Sauvignon. Un vino que permite disfrutar de los aportes de los vinos blancos con aromas a frutas blancas, frescura (de la Semillon) y el picante y especiado típico de los vinos tintos Malbec o la elegancia de los Cabernets. El resultado de este ensamblaje se realiza con una crianza en ánforas, actuando como las soleras jerezanas, con aportes de diferentes añadas. Un vino completamente diferente de lo que os podáis encontrar.
Por ejemplo, otro vino, Blouge Festival, elaborado como de 50% vinos blancos y 50% de vinos tintos se vinifica en un aguardiente “natural” . Por un lado aparecen vinos Merlot y Cabernet Francs y por otro blancos Semillon y Sauvignons. Un vino con un color granate translúcido con una nariz viva, con notas de frambuesa, mentololados y pimienta blanca, con un toque volátil que hace cosquillas en las fosas nasales. Boca que combina plenitud y tensión, con mucha fruta, paso redondo, una fina acidez que le da gran vitalidad. Un final con mucha fruta y frescura.
Como podéis ver, no son las catas ni de un vino blanco ni de un vino tinto al uso. Sencillamente, son un nuevo estilo de vino. Con unas sensaciones en nariz y en boca de un vino tinto, si no vemos el vino en copa, podríamos hablar de que estamos probando un vino blanco.
¿Serán un experimento encaminado a captar a nuevos perfiles de bebedores o, por lo contrario, son vinos pensados para paladares exigentes que quieren los aportes de un vino tinto y de un vino blanco en la misma copa?

Sobrelías Redacción
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