La altitud como factor de influencia en la elaboración de vinos
Si tenemos en cuenta que en casi todo el mundo hay viñedos, no es de extrañar que en el Tibet nos encontremos con el viñedo que ostenta el Record Guinness del que está mayor altitud. Pero el que una vid esté a mayor o menor altitud puede que no sea un factor fundamental ya que, realmente lo que importa es la calidad de esta, su cuidado y de otro grupo de factores (incluido el factor humano). Por eso nos hemos animado a analizar en este artículo la altitud como factor de influencia en la elaboración de vinos.
Lo que si consideramos como imprescindible desde el inicio es indicar que una elevación más alta o más baja no indica necesariamente que el vino sea más complejo, mas sabroso, más mineral,…. Lo que si es cierto es que influye en sus características, sobre todo dependiendo del tipo de uva que se plante y del clima en el que las plante, la elevación puede marcar una gran diferencia en el vino.
Y más incluso si tenemos en cuenta que el cambio climático va a influir de forma clara en los perfiles de los vinos de las diferentes zonas del mundo en los que se elaboran en la actualidad.
Cómo influye
Un viñedo a gran altitud suele proporcionar de inicio un mejor flujo de aire, lo que contribuye de forma óptima a prevenir el crecimiento de hongos comunes y también reduce la posibilidad de que las hojas y las bayas se congelen, ya que las áreas de tierras bajas atrapan el aire frío.
También una mayor altitud permite el que el viñedo experimente un mejor drenaje de agua, evitando potenciales estancamientos que acaben con la destrucción de raíces pequeñas, además de impedir una óptima absorción de nutrientes, lo que haría que las uvas adquiriesen un sabor acuoso y menos complejo.
De esta forma, si que podemos afirmar que el escoger una buena altitud contribuye en buena manera a conseguir una mayor concentración de aportes de la fruta, así como el evitar potenciales daños a las vides.
Dependiendo del tipo de uva
Ya os comentábamos que no todas las uvas se comportan igual ante la climatología y la altitud.
De esta forma, cuanto más gruesa es la piel de las uvas, mayor es la estructura y el color de los taninos. Cuanto más alto se encuentra el viñedo, más luz solar directa reciben las uvas con mayor intensidad y temperatura que si crecieran a menor altura. La luz ultravioleta se multiplica en un 10% o más cada 1.000 pies sobre el nivel del mar, por lo que las uvas en elevaciones altas desarrollan una piel más gruesa para manejar mejor los rayos UV directos y las temperaturas fluctuantes. (Stone Street Wines).
Esta claro por lo tanto que si váis a elaborar vinos con uvas de pieles gruesas, la opción de que optéis por viñedos a gran altitud os permitirá obtener vinos más característicos, potencialmente complejos y en los que podréis conseguir mayores puntos diferenciadores que permitan marcar estilos propios. Si optáis por uvas de pieles finas, con bastante probabilidad acabaréis con parte del viñedo destrozado y con vinos flojos en intensidad y profundidad.
Las Precipitaciones
A mayor altitud, el clima es más intenso o riguroso debido a la forma en que los sistemas de tormentas golpean las cadenas montañosas. Cuando la lluvia llega a viñedos de gran altitud en ladera, las aguas realizan por las laderas una escorrentía natural y, el agua no tiene la oportunidad de penetrar, lo que reduce la cantidad de humedad que se adentra en el suelo lo que hace que por esa falta de agua superficial se obliga a las raíces a crecer más profundamente, lo que a su vez estresa a la vid, lo que alienta a las vides a poner más energía en el desarrollo de frutos dando menores rendimientos de los viñedos lo que a su vez permite que esos racimos se desarrollen más plenamente.
Más altitud, más trabajo manual
Muchas prácticas de gestión de viñedos se han mecanizado en los últimos años para agilizar los procesos, pero estas máquinas no pueden ser empleadas en muchos terrenos de gran altitud y más si son en laderas de gran inclinación.
Estos viñedos suelos recurrir a mayor trabajo manual, o sea, una menor intervención, mayor sostenibilidad que se muestre en vinos de mayor tipicidad de la varietal y del suelo del viñedo.
De forma general
Los vinos a mayor altitud son habitualmente de gran potencia e intensidad con una mayor estructura tánica, más robusta, acidez equilibrada y sabores concentrados.
Por ejemplo, en vinos blancos, serán más elegantes y equilibrados con sabores y texturas complejos.
Los tintos tendrán gran estructura, capacidad de guarda, intensidad en nariz y profundidad en boca.