Semana Santa, tiempo de ‘limonada’
Semana Santa, tiempo de ‘limonada’, pero no de la que muchos conocéis como la refrescante bebida veraniega a base de limón. Hablamos de la que se elabora en estas fechas de Semana santa en la provincia de León principalmente, aunque también se da en otras zonas, donde el protagonista de esta ‘limonada’ es el vino. En León se le denomina ‘matar judíos’ a beber vasos de limonada y se cree que desde esta localidad se extendió a otras zonas de Castilla y León, a Madrid y a parte de Castilla La mancha.
Ya os hablamos de esta bebida cuando os presentamos el ‘Glühwein’ o ‘vino caliente’ típico en zonas de Alemania y del centro de Europa en la época de Navidad.
Hablar de limonada leonesa es ya una tradición cultural ligada a estas fechas próximas de Semana Santa, aunque hay productores que la elaboran y embotellan para el consumo a lo largo de todo el año, pero no es algo habitual que se consuma fuera de estas fechas concretas.
No hay una receta única para elaborar la limonada de León, ya que cada maestrillo tiene su librillo y la gracia está en eso precisamente, que ninguna limonada sabe igual que otra. Por eso lo habitual es salir de ‘ronda’ e ir probando las limonadas en diferentes establecimientos ya que ninguna sabe igual que las demás.
Esta bebida a base de vino, como ingrediente fundamental, se le añaden una serie de ingredientes más o menos comunes y luego cada elaborador le da u propio toque. Lo habitual es que sea a base de vino tinto, aunque últimamente también se emplea el vino blanco aunque en menor medida.
También todas las limonadas llevan como ingredientes siempre limón, azúcar y canela. Todas suelen llevar fruta, y es aquí donde cada cual le añade lo que le parece, pasas, higos,…, incluso manzana o naranja.
Elaboración de la limonada
Bebida a base de vino a la que se le añade de forma indispensable limones, azúcar y canela, además de la selección de frutas que quiera en elaborador. Lo habitual es dejarla mezcla durante 3 días mínimo y un máximo de 8, dándole vueltas una vez al día todos los días para conseguir la combinación perfecta, aunque hay quien incluso dice que para que esté perfecta hay que hacerla 15 días antes, y durante una semana hacer lo indicado anteriormente y luego dejarla otra semana parada antes de empezar a servirla en copas.
Hay que dejarla siempre en un lugar seco y oscuro durante esos días que estamos de elaboración ya que ayuda a que los sabores se mezclen mejor.
Lo que sí es cierto es que servida bien fría, todas las limonadas se beben con mucha facilidad, con lo cual es una bebida en cierto modo ‘peligrosa’ ya que cuando se llevan unas cuantas copas en diferentes sitios, es cuando ‘se sube’ a la cabeza de repente, con su consiguiente ‘punto de alegría’, algo que no parece que vaya a ocurrir cuando la estás bebiendo.
Desde nuestro humilde punto de vista, las mejores limonadas son las que conservan el sabor a vino pero combinan mejor los sabores frutales. No en vano el origen inicial de la limonada de León era que en Semana santa se pudiera beber alcohol (en este caso vino) sin que pareciese que fuera alcohol ya que la Iglesia lo tenía prohibido en estas fechas. Con lo cual, las que mejor respetan la tradición, son las elaboradas que dejan más paso a la fruta que al vino.
Consejo para elaborar limonada
Un consejo que se nos antoja indispensable, y es que si hablamos de que la limonada leonesa es una bebida a base de vino, lo suyo será que escojáis para su elaboración un buen vino. No os dé por elegir un vino ‘peleón’, porque eso al final será lo que nos encontremos en la limonada, una bebida realmente difícil de beber, que aunque fría entre de maravilla, al final no es más que un vino en su base no muy bueno, con el resto de los ingredientes.
Por lo tanto, nuestro consejo principal para elaborar la limonada de León es que escojáis un buen vino, dentro de lo que cabe lógicamente, pero que al menos sea un vino que si lo tomáis en una copa solo os guste.
Véis que se puede elaborar en cualquier momento y muchos son los que en verano la elaboran como si fuese otro tipo de sangría, y la verdad es que servida muy fresca en verano es también una bebida muy refrescante pero que suele tener algo más de graduación que la españolísima sangría, con lo cual os recomendamos beberla con moderación pese a que la sed y el calor aprieten.

Sobrelías Redacción
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