Maridaje ibérico, de Extremadura al Bierzo
Buenos días lectores, hoy os traigo una sugerencia de maridaje donde vamos a aunar productos de tierras muy ricas gastronómicamente hablando. Un maridaje ibérico, de Extremadura al Bierzo.
En primer lugar vamos a probar unos ibéricos extremeños de la mano de “Dehesa de Solana”, una singular dehesa situada en “Herrera de Alcántara”, al oeste de la provincia de Cáceres, y siendo limítrofe con la vecina Portugal.
En segundo lugar, para acompañar tan excepcional producto, vamos a irnos hasta “Pieros”, en pleno corazón del Bierzo, para elegir los vinos de la bodega «Losada Vinos de Finca”. Unos vinos de finca que juntan el buen hacer de una bodega de máxima calidad con el terruño propio del Bierzo.
Dehesa de Solana es una empresa con más de 40 años de experiencia, que trabaja todo el ciclo productivo del entorno de la dehesa: desde la reproducción, cría y engorde del cerdo ibérico con bellota de encina y alcornoque, hasta el proceso de curación y comercialización. Permitiendo así un control de toda la elaboración, en pos de asegurar la mejor calidad de producto que nos puede ofrecer la tierra.
En cuanto a los ibéricos, se van a degustar:
- Jamón
- Paleta
- Chorizo
- Salchichón
- Lomo
Y respecto a los vinos:
- Villa de San Lorenzo, Altos de Losada, Godello 2019 de finca, fermentado en barrica. DO Bierzo.
- El Cepón, Altos de Losada, Mencía 2019, vino de paraje. DO Bierzo.
Para el maridaje de jamón y chorizo vamos a ofrecer el vino blanco “Villa de San Lorenzo”
En este caso encontramos que el Jamón conjuga muy bien con el vino blanco, ya que el punto graso se equilibra con la acidez natural del vino, y la densidad que le aporta la fermentación en barrica redondea las notas más untuosas y extremadamente sabrosas del jamón.
En el caso del chorizo nos encontramos con unas notas especiadas y muy sabrosas que se acompañan de manera ideal con el vino blanco y unos colines “saladitos”. En este caso, la potencia y complejidad aromática del vino, salen reforzadas por el mix que se produce.
El maridaje es excepcional ya que los tres productos (embutidos y vino) son muy buenos y es algo que se deja notar en nariz nada más ponerlos en la mesa. En el caso del jamón, se dejo unos minutos airearse después de abrirse, y el vino estuvo oxigenándose casi 20.
El salchichón, la paleta y el lomo se ha decido acompañar con el vino tinto “El Cepón”
El salchichón funciona bastante bien, ya que guarda unas notas picantes y grasas, que se compaginan con la estructura que le dan los taninos al vino, y acaban ofreciendo un abanico de sensaciones muy interesantes, que piden seguir con el aperitivo.
La paleta casi se deshace en la boca, la grasa natural del cerdo nos envuelve y nos llena la boca de sensaciones, recuerdos y sabores. En este caso el vino tinto marida muy bien como contrapunto a la vez que aporta frescura y notas golosas.
Con el lomo, podríamos acabar los sinónimos complacientes y seguiríamos sin poder terminar de describir aromáticamente lo intenso que resulta. En este caso las notas frutales del vino ayudan a redondear la experiencia, mientras que los recuerdos a tostados y ahumados de la madera del vino, se encargan de dejarnos un sabor de boca largo, intenso y gustoso.
Como apunte final, es un maridaje de 10. Los embutidos se defienden solos; El color, el aroma, el sabor… son simplemente excepcionales. Los vinos son complejos y disfrutones, aportan todo lo que un amante de la gastronomía necesita. Y pese a que ambos productos no necesitarían de ninguno más para alegrarte una mañana, juntos son capaces de alegrarte un día entero.
Jaime Salinas Loaisa
Técnico en laboratorio y producción vinícola.
En mis ratos libres ejerzo de sumiller.
Fanático de la gastronomía y la enología.
En constante aprendizaje.