Maridaje Extremeño
Buenos días lectores, os traigo hoy una propuesta de maridaje extremeño, donde vamos a acompañar quesos de cabra con distintos vinos. La peculiaridad viene de que nuestro “Late Motiv” será: EXTREMADURA.
¿Y qué contar sobre esta tierra de conquistadores que no se haya escrito ya? La riqueza y diversidad de su gastronomía radican, en una cultura austera y muy ligada al producto local, que ha sabido a menudo elaborar y hacer suyos, productos foráneos, como es el caso del pimentón de la Vera, que no se produciría sin los pimientos primigenios que se trajeron desde América hace siglos. Hoy, el mejor pimentón del mundo.
Hoy vamos a centrarnos en el geoparque Villuercas-Ibores-Jara, al norte de Cáceres y colindando con las últimas tierras de Toledo. Esta zona, bañada de encina, alcornoque y monte bajo, se compagina con castañares y robledales, convirtiéndola en un vergel idílico para visitar y perderse unos días. Si a esto le sumamos su gastronomía y monumentos históricos como el monasterio de Guadalupe, se convierte en una cita ineludible para próximos destinos.
Y entre tanta tierra fértil, se encuentra en Carrascalejo la quesería “Caprijara”, que elabora con mimo y calidad quesos artesanos con leche cruda de cabra para que degustemos los amantes del caprino. Mención aparte, merecen las “Bodegas Torre Albilla”, que desde Villar del Pedroso nos ofrecen vinos y vermuts para que disfrutemos solos o en compañía.
Con todo lo visto hasta ahora, se ha decido preparar un maridaje que incluya lo mejor de cada propuesta y unirlos para dar una experiencia final sobresaliente. Empecemos.
Queso fresco con vino blanco “Inicio”
El vino “Inicio” es un Airén del 2021. La intensidad aromática y de sabores van muy de la mano en este maridaje. La estructura untuosa y semi-sólida del queso, armoniza bien con la frescura que nos atesora el vino, haciendo el trago agradable y sabroso, a la vez que nos abre el apetito. Un inicio idóneo para este maridaje de quesos de cabra.
Queso al pimentón con Viña Altamira
El queso es un clásico semicurado de cabra que se unta de pimentón, para darle ese toque tan sabroso y característico. El vino “Viña Altamira” es un coupage de Tempranillo y Syrah que compagina fruta, capa y cuerpo.
La elección de este queso de notas frutales y ahumadas con el vino es todo un acierto, ya que los recuerdos del pimentón conjugan de sobremanera con las torrefactas de la crianza en barrica que guarda el vino y, el sabor del queso de cabra junto con la densidad y el postgusto que proporciona, no hacen más que acentuar las notas golosas del vino. Un maridaje muy potenciador de sabores y texturas.
Queso curado en aceite con “Inicio Quercus”
Este queso se elabora con leche cruda y se cura 60 días al menos en aceite. El vino es un coupage de Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon del 2019, que busca convencernos de lo bien que funciona con tiempo y madera.
El queso, que se defiende bien entre la boca cremosa, la intensidad de sabor, el aroma del aceite de oliva y el punto final picante, trabaja muy bien con este vino gracias a las notas frutales sobremaduras y de elegante madera. La estructura del vino limpia de sobremanera el picante del queso y el aceite le da un punto de tanicidez, que no hace más que realzar la estructura del vino y nos deja un paso por boca agradable y expresivo.
Por último, probamos el queso añejo con el vermut “La Torralvilla”
El queso añejo sufre una maduración de al menos 120 días, algo que busca potenciar su estructura en boca y fuerza en nariz. El vermut es típicamente especiado con notas a pasificación.
El queso es muy potente aromáticamente y en boca nos vienen esos aromas a cabra, que nos hacen imaginar que estamos en la misma quesería. El vermut por su lado, con sus notas especiadas, amplia la gama aromática, lo que nos hace disfrutar más la experiencia. La curación del queso está muy trabajada, lo que permite al queso conservar la parte grasa y jugar con un punto picante y atrevido, algo que funciona de sobremanera con el leve punto dulce del Vermut.
La elección de los productos ha estado muy cuidada y el maridaje elegido con esmero, lo que nos ha permitido disfrutar a lo largo de esta experiencia de un sinfín de sensaciones, sabores y texturas, que se antojan casi irrepetibles.
Solo puedo acabar, invitándoos a que probéis estos productos (si puede ser juntos) y a que vengáis a descubrir este exquisito enclave y disfrutar de un maridaje extremeño espectacular.

Jaime Salinas Loaisa
Técnico en laboratorio y producción vinícola.
En mis ratos libres ejerzo de sumiller.
Fanático de la gastronomía y la enología.
En constante aprendizaje.