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El efecto placebo en el mundo del vino
El efecto placebo en el mundo del vino es algo muy sencillo de entender pero que no es exclusivo de este sector. Ya veréis como sabiendo lo que es y con un ejemplo, lo podéis ubicar perfectamente en el mundo del vino.Experimento del efecto placebo
A otro grupo de pacientes con la misma dolencia, se les ofrecieron los tres medicamentos sin indicarles el precio. Tras su administración, todos mejoraron considerablemente y, ante la pregunta del grado de satisfacción del tratamiento, se dieron cuenta que todos presentaban el mismo nivel de satisfacción ya que habían experimentado mejoría. Con estas conclusiones, realizaron el tercer experimento para probar sus hipótesis.
A un grupo de pacientes se les ofrecieron los tres medicamentos de forma consecutiva, haciéndoles saber el precio. En este experimento, ante la pregunta de control, la satisfacción volvió a se como en el primer experimento, o sea, más satisfacción el más caro y menos el más barato.
Conclusión: ante factores difíciles de evaluar por una falta de métrica concreta como es el nivel de satisfacción, los individuos buscamos una métrica concreta que nos permita realizar una comparación y, mayormente, lo más fácil de cuantificar es el precio.
Efecto placebo en el mundo del vino
El efecto placebo en el mundo del vino, está a la orden del día. Si trasladamos la principal conclusión de los experimentos anteriores al mundo del vino, está muy claro que el precio del vino es un factor clave para que la mayoría de los individuos definir a un vino como mejor que otro.
Si nos dan a probar tres copas de vino para que las catemos y digamos cual es el mejor para nosotros sin indicarnos los precios, psicológicamente no tenemos ninguna ‘presión’ para dar la respuesta que nos parece la adecuada. Pero ahora bien, una gran mayoría de los que caten los tres vinos si se les dicen el precio de los mismos, los tendrán ‘en mente’ presentes y, psicológicamente supondrá un factor condicionante a la hora de responder a cual es el mejor vino.
Esto es porque los humanos tendemos a no complicarnos a la hora de dar opiniones comparativas y recurrimos a factores fácilmente objetivables, y qué mejor forma de objetivas a un vino que el precio. Si escogemos como el mejor vino al más caro, creemos que tenemos más posibilidades de acertar, cuando realmente el concepto de ‘mejor vino’ es subjetivo, no objetivo condicionado al precio.
Nuestro experimento
Para analizar el efecto placebo en el mundo del vino realizamos un experimento.
Servimos la segunda copa a cada asistente de los mismos vinos, aunque les indicamos que eran diferentes de los de las primeras copas. Pero en esta ocasión les íbamos diciendo el precio de cada vino. Al final, ante la pregunta de cual era mejor vino, las respuesta se centraron solamente en los dos vinos más caros.
Casi un 80% de los asistentes cambiaron su opinión sobre cual era el mejor vino tras conocer los precios.
Conclusión: catar un vino conociendo o no el precio de lo que cuesta, condiciona muchísimo la valoración que tengamos del vino.
No es lo mismo lo que cuesta que lo que vale
Lo que cuesta elaborar un determinado vino es diferente de lo que vale.
Si dos vinos cuestan hacerlos 5€ la botella, ¿por qué uno tiene un precio de 15€ y otro de 50€? ¿Hay realmente una diferencia de calidad en los vinos que motiven esa diferencia de precios? ¿Son los factores externos los que influyen en los precios?
Recientemente una determinada bodega ha elaborado un vino que salió al mercado a 150€ la botella. Un determinado crítico lo ha encumbrado en sus puntuaciones pero, aun así, ¿qué es lo qué hace que el vino tenga un precio de 150€ y no de 100€ o 50€? ¿Cómo se puede determinar el precio de un vino en base a las consideraciones subjetivas de un crítico?
El problema se agrava cuando surgen grandes dudas de la subjetividad y los criterios que ese crítico ha empleado para puntuar a ese vino. Amistad con la bodega, gustos determinados y particulares de ese crítico que no son los que tiene la mayoría de los bebedores de vino, incluso (aunque sea moralmente reprobable) que haya cobrado por parte de la bodega para dar una determinada puntuación. Pero el hecho es que un factor subjetivo, influye claramente en la determinación del precio en el vino y este acaba siendo un factor determinante el comprador final a la hora de decir si el vino es bueno o no (o mejor un vino que otro).
El mejor vino es el que más nos gusta, no el que más cuesta
Nosotros somos de los que opinan que el vino mejor es el que más nos gusta y no el que más cuesta. Hay consumidores que creen que un vino de 5€ es mejor que uno de 20€ porque les gusta más. Y eso es la verdad.
No debemos nunca confundir ‘mejor’ con ‘más gusta’. Cada uno somos como somos y con nuestros gustos particulares y siempre debemos de decir que el mejor vino para nosotros es el que más nos gusta, con independencia de su precio.
Pese a esto, el efecto placebo en el mundo del vino está muy presente, incluso hemos comprobado que hay personas que ni prueban los vinos de menos de 15€ por considerarlos de baja calidad.
En fin, perder la oportunidad de disfrutar de un gran vino que nos gustará mucho porque sea más barato que otro, es realmente un gran error.
El error de los vinos low-cost
Por último tenemos que realizar la mención especial de los vinos considerados como low-cost, muy vinculados a las marcas blancas o los que algunas bodegas elaboran para determinadas cadenas de hipermercados.
Pensemos con lógica. Si un vino tiene un precio de menos de 3 o 4€ al público, entre lo que cuesta la uva, la botella, la cápsula, la mano de obra que lo elabora, el trabajo en la viña, la etiqueta, el transporte,…. a lo que se le añade el margen de beneficio de las cadenas de hipermercados, difícilmente puede ser un vino de gran calidad. ¡¡Sospecha!!
Aquí es donde entra en juego una herramienta de marketing que han puesto las grandes superficies comerciales, ‘la RCP‘, o sea, la Relación Calidad/Precio.
No nos gusta una frase que oímos con mucha frecuencia: ‘para lo que cuesta el vino no está mal’. ¡¡Pero vamos a ver!! Si ese vino costase 3€ y le cambiamos la etiqueta y lo ponemos a 15€, ¿qué es lo que motiva ese incremento en el precio? ¿ha cambiado la calidad del vino? ¡¡qué hablamos del mismo vino!! Ante este ejemplo, la RCP del vino (que insistimos que es el mismo con etiqueta diferente) empeoraría y nadie lo compraría.
Pero no ocurre esto ya que si vemos un vino (en apariencia física diferente) a 15€, le otorgamos subjetivamente más calidad que a uno de 3€, aunque luego sea el mismo.
Ojo, no indicamos que un vino de 3€ sea mejor que uno de 15€ ni viceversa. Puede que nos guste más el más barato, sin duda, pero es por nuestros gustos, no por la calidad. Por eso damos dos consejos finalmente:
«Compra siempre el vino que más te gusta, sin mirar el precio y sin tener en cuenta que nadie te haya dicho que es mejor que otro».
«Usa la lógica, un vino de supermercado que apenas cubre los costes de producción, tiene muchas posibilidades que que no alcance mucha calidad».