Un vino es flexible cuando…..
Un vino es flexible cuando….. se adapta a todos los platos que se pongan en una comida o cena, además de que sea adecuado para todos los comensales que haya a la mesa.
Suponer que tenéis que elegir un vino para un plato. En ese caso podréis recurrir a los tradicionales consejos o ser un poco innovadores. Pero cuando lo que tenéis que escoger es un vino para una comida con entrante, primero y segundo, la cosa se complica porque buscar maridaje de vino y todos los platos es más complicado. Es el momento de optar por un vino flexible. Puede que no sea el mejor maridaje plato a plato, pero será aquel vino que ayude a todos los platos y convenza a todos los invitados.
Factores a tener en cuenta para escoger en estes caso un vino:
- Hora del evento: comida o cena
- Formal, informal, de etiqueta,….
- Según los comensales
- Según sean los platos
- ……
Definir a un vino como flexible implica que, ya sea blanco o tinto, es aquel que invita al comensal a seguir probando otro bocado de su plato dando igual cual sea este. Es lo que podríamos definir como un vino neutro, porque no potenciará a ningún plato en concreto, sino que lo que busca es abrir las sensaciones al comensal para que siga comiendo y bebiendo sin problemas. Es un vino que anima a comer pero sin potenciar ningún plato en concreto.
Todos os imagináis que hay vinos, tintos y blancos, que van mejor con un tipo de plato u otro, pero si los ponemos como vinos únicos para una comida o cena, puede que lo que potencien en un plato lo echen a perder en otro.
Los Chardonnay por ejemplo, vinos blancos densos, untuosos, con un toque graso, puede que a los entrantes y a los primeros les vaya bien, pero dudo que pegue con muchos segundos. Por ese motivo, si buscamos un vino blanco, mejor buscar uno fresco, con buena acidez y presencia de fruta, sin complejidad, sin crianza, de muy fácil beber. El más aceptado en estos casos puede ser algún Sauvignon Blanc joven, algún Riesling seco o vinos de varietales no tan conocidas pero que sean suaves, frescos y de acidez y fruta en abundancia.
Si vamos a por los tintos, un Merlot, un Syrah, seguro que son vinos que pegan con muchos segundos, pero estoy seguro que con los entrantes y muchos primeros tendrá serios problemas. Si queremos un vino flexible tinto, habrá que alejarse de la crianza en barricas e ir por vinos jóvenes o, como mucho, robles (unos 4 meses en barricas). Recordar que la madera cambia a los vinos y, por lo tanto, a los platos que acompañen. Por eso, un Pinot Noir, un Chianti o algún vino fresco y joven de Borgoña, se nos antojan los mejores vinos tintos flexibles para tomar con diferentes platos sin que fallen.
Recordar, en ambos casos: mucha fruta en el vino, fresco y buena acidez. Esas tres cosas ayudarán a que el plato sea el protagonista, además de que inviten al comensal a seguir comiendo y bebiendo.

José Luis del Campo
José Luis del Campo. Sumiller. Asesor online de bodegas. CEO en Socialmedia Network.