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Cata de la gama de Vinos Singulares de Viña Pomal
Hoy os quiero acercar una cata diferente de lo habitual que ponemos cuando hablamos de una bodega. Y es que en esta ocasión no vamos a dejaros la cata de los vinos más conocidos, sino que vamos traeros la cata de los vinos de reducida producción que en este caso elabora Bodegas Bilbainas y que reciben el nombre de la gama de Vinos Singulares de Viña Pomal.
Con el nombre de la gama de Vinos Singulares de Viña Pomal, Bodegas Bilbainas elabora 4 vinos, dos blancos y dos tintos, fruta de microvinificaciones de parcelas únicas, con lo cual podemos hablar perfectamente de vinos de parcela. Los vinos se elaboran como monovarietales y las 4 varietales elegidas son la Tempranillo Blanco, la Garnacha, la Graciano y la Maturana Blanca. Estos vinos singulares son fruto bien de pruebas realizadas con nuevas varietales que no empleaba la bodega o bien de viñedos en zonas y climas diferentes de donde habitualmente elabora sus vinos.
Son vinos por lo tanto que la uva es la que se quiere que exprese todo lo que lleva dentro y se le unan las características que estos diferentes terruños de la Rioja aportan a los vinos.
El primer vino es el denominado como Tempranillo Blanco Reserva 2014. Un vino muy afrutado sin duda, con muchos aromas florales con la complejidad de la crianza en barricas, donde hay un mínimo inicial de 12 meses en barricas de roble francés y americano y luego otro mínimo de 12 meses de afinamiento en botella. En su cata tenemos en copa parada un vino que nos deja un color amarillo, muy brillante y limpio y, que en movimiento, nos acerca reflejos verdosos, como de vino joven, pese a estar hablando de vino con crianza. Nariz como ya os decía con mucha fruta, toques a fruta blanca, de hueso, cítricos, acompañados de notas especiadas del paso por barrica. Un fondo mineral en nariz y boca muy sugerente. Entrada fresca en boca con un paso vivo en el paladar, acidez bien gestionada lo que le permite el tener una gran guarda. Buena persistencia. Un vino que en estos momentos se merece los 93 puntos.
El segundo vino del que os hablamos es el Maturana Blanca 2016. Un vino también blanco en el que se trabaja sobre lías en depósito durante 6 meses. En este primer trabajo, se ha fermentado en depósito, buscando los aromas varietales. No se realiza fermentación maloláctica y es espontánea en barricas de roble americano nuevas, descansando sobre sus lías durante 3 meses, con una crianza final en barricas de roble francés durante 4 meses.
Un vino que en copa parada nos deja un color amarillo con toques verdosos, muy brillante y limpio en copa parada como el anterior. Intensidad media pero muy franca con claros aromas a cítricos, toques de fruta blanca y un aporte de la barrica que permite percibir muy bien aromas tostados. Fesco de entrada en boca, paso enormemente equilibrado. Acidez muy bien gestionada que le da gran persistencia y buena guarda. En estos momentos se merece una puntuación de 92+ puntos.
El tercer vino es el denominado Garnacha 2015. Monovarietal elaborado con uvas de viñedos de zonas altas, buscando que la frescura de esta varietal sea una de las características de este vino, cosa que en mi opinión consigue perfectamente. Complejidad que deriva de su elaboración ya que el 50% del vino terminó la fermentación alcohólica en barrica francesa, con sus lías durante toda la crianza, mientras que el resto se crió 10 meses en barricas de roble americano de un año.
En copa parada vemos un vino con un color rojo muy brillante con reflejos violáceos en el movimiento. Mucha potencia aromática con claro predominio de aromas frutales, flores y toques incluso a manzanilla. Todo muy bien equilibrado en conjunto. De entrada en boca se presenta con un gran volumen, fresco, paso sedoso y aterciopelado por el paladar dejando una buena persistencia y buen recuerdo. Un tanto graso por momentos en el paladar. En estos momentos se merece los 92+ puntos.
Por último el cuarto vino es el Graciano 2012. Un monovarietal no muy extendida, con apenas 600 hectáreas de cultivo, pero que realmente deja vinos muy personales y diferenciados como es este el caso. Complejo porque tiene una crianza en roble francés nuevo durante 20 meses. Pero al igual que los otros tres vinos, la acidez bien gestionada les facilita una gran guarda.
Un color rojo muy intenso es lo que nos permite ver de primeras el vino en la copa. Muy brillante, reflejos violáceos se perciben en el movimiento en copa. La nariz, con intensidad media-alta, deja con mucha franqueza la presencia de aromas a frutas varietales, fruta roja, fruta roja madura, toques florales y aportes a pimienta blanca o a maderas nobles fruto de la crianza. La boca es de entrada potente, al igual que el paso, pero además se muestra muy elegante, con un muy buen volumen en boca envolvente. vino muy equilibrado que posee una gran acidez (típica de la Graciano) lo que le da buena persistencia y buena guarda. Un vino que se merece e estos momentos los 93 puntos.

Sobrelías Redacción
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